Años más tarde, durante la posguerra, el equipo madrileño fue conocido con el apodo de «colchonero» debido a que en esa época a los colchones se les cubría con una tela de franjas rojas y blancas. Cuatro campañas le bastaron a este jugador, también conocido futbolísticamente como «Quico Tejera» o como «Aramendi», para convertirse en unos de los mejores arietes de toda la historia unionista. Sin embargo, tras la salida del arquero Luis Largacha por indisciplina (que en ese momento era considerado el mejor arquero colombiano), el plantel se sumió en una crisis interna que repercutió en los resultados deportivos y finalizó en la novena posición.