Tras el tremendo fracaso liguero, el Athletic se presentó a jugar la Copa de España con la moral por los suelos. Aquel año, el Athletic de Bilbao se adjudicó el Campeonato de Liga, quedando invicto. El 15 de abril, en el estadio de Sarriá, el Castellón goleó estrepitosamente por 7-1 a un desanimado Athletic. Una semana después, el Athletic venció por 2-1 en Chamartín, lo que forzó un partido de desempate.