Aunque la eliminatoria estaba empatada, el valor de los goles fuera de casa eliminó al Atlético en una competición que hasta ahora había disputado de forma impecable. La falta de ambición de su entrenador, que dejó a su máximo goleador en el banquillo, impidieron que el Atlético gozase de ocasiones claras con las que llevarse el partido y la eliminatoria. Habiendo concluido este con un empate sin goles y dado que por entonces no se seguía el sistema de prórroga y/o penales, la FIF designó el campo neutro de la US Milanese para disputar el segundo partido.